viernes, 21 de octubre de 2011

Luis Alberto de Cuenca. La alegre brisa de la literatura

Este no es el post que quería escribir. Hoy me hubiera gustado hablaros de un poema de Carlos Marzal perteneciente a su poemario Metales pesados. Éste es un libro deslumbrante que destaca, entre otras muchas cosas, por el talento de Marzal para convertir en materia poética términos científicos, y construir de ese modo poemas hondamente líricos.

En esas estaba cuando recordé que esta capacidad de introducir términos totalmente ajenos al mundo poético y literario no es exclusiva de él, aunque he de reconocer que Marzal lo hace con gran destreza. De repente me vino a la memoria otro poema de Luis Alberto de Cuenca, muy divertido y desenfadado en el que también sobresale la terminología específica de otras disciplinas científicas, que quedan bastante lejos de la retórica lírica a la que estamos acostumbrados.

Aunque sin animo de monotematizar este blog, y convertirlo en algo exclusivo sobre de Cuenca, pero todos sabemos que la ciencia en ocasiones tiene cierto comportamiento arbitrario y caprichoso, dejaré a Marzal para otro momento y disfrutad de este poema suyo muy ocurrente al mismo tiempo que, por qué no, una admirable declaración de amor.

DNA
DNA o ADN, poco importa
si en castellano o inglés: el caso
es que me muero por tus proteínas,
por tus aminoácidos, por todo
lo que fuiste una vez, cuando tus padres
vinieron de cenar algo achispados
y, después de tirar de la cadena,
hicieron una nueva con tu nombre,
con tus curvas y con tus fantasías.
Dame una foto de tu DNA
tamaño DNI, que me retuerzo
de ganas de mirarla a todas horas.

                         Por fuertes y fronteras, 1996.

Como se puede comprobar, en la poesía de Luis Alberto de Cuenca, se distingue, sin grandes esfuerzos, una lengua poética limpia y precisa, tomando como fuente de inspiración la anécdota y la reflexión cotidiana, convirtiéndolas en sorprendentes e ingeniosos fulgores imaginativos.

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